lunes, 8 de junio de 2009

De quejas y quejidos



Qué frustrante es tener más ganas, ser más caliente y querer coger más que la susodicha en cuestión. Las cosas no siempre fueron así. Hubo un tiempo en que coger era tan prohibido que solíamos hacer viajes especiales, con velas, vino, cerezas y demás ocurrencias nomás para pasar horas y horas cogiendo hasta que se nos acalambraran las piernas. Conocimos todos los moteles de la ciudad: los bonitos, los feos, los baratos, los caros, con muebles de cemento, con los controles remotos pegados al buró, con puertita para juguetes y alimentos, con jacuzzi, con moscas, con manchas de dudosa procedencia, con espejos en los techos, etc., etc. Qué tiempos aquellos.


Ahora nuestra vida sexual se reduce a mí acosándola para tocarla, a mí acosándola para que me toque, a mí utilizando alguno de nuestros juguetes, a mí comprando juguetes, a mí comprando disfraces para hacer bailes provocaticos y a ella diciéndome que no en el instante justo de acariciarle un pezón. ¿Será que las ganas caducan igual que el amor? ¿O será que una cosa va de la mano de la otra? ¿O será que soy ninfómana? Tal vez es sólo que mi deporte favorito es quejarme. Bueno, en algún lugar tengo que hacerlo.

1 comentario:

  1. Amara querida!

    He estado tan ausente estos días! pero aquí ando como siempre leyéndote y sintiéndome tan identificada contigo. Terrible es la sensación que provoca el rechazo de la mujer deseada... sin palabras!

    Respecto a tu comentario en mi post, déjame contarte que fue un sueño, nada qué ver con la realidad. Incluso no distingo quién es esa mujer que se supone vino exclusivamente a declararme sus ganas de estar conmigo. Por más que intento no logro saber quién es.. Triste mi caso amiga, muuuuy triste!

    Recibe dos besos y un abrazo.

    ResponderEliminar