martes, 28 de julio de 2009

Antojada


Me cuesta compartirme, siempre ha sido así. No me gusta que cualquiera me toque sin que yo lo permita o desee. Es una cosa de confianza producto seguramente de algún trauma infantil olvidado, dirían los especialistas.


Si ser acariciada es difícil, ni hablar de andar juntando mis labios con otros labios. Simplemente no sé besar porque sí -por eso reencarnaré en una piruja sin ataduras corporales-. Lo malo es cuando el deseo anda por ahí, haciéndome cosquillas en la entrepierna y venciendo mis barreras físicas. Me entran las ganas de tocar, de morder, de lamer, de dejarme hacer.


Me invaden los antojos. Antojo de besar sus labios, sólo por probar, sólo por ahogar las ansias de mi cuerpo y terminar (¿empezar?) con esto de una condenada vez. No lo haré, sé bien que no, pero qué ganas, qué ganas...

jueves, 23 de julio de 2009

Rodillas débiles


Maldito ego, es tan débil. No necesita de gran cosa para sentir que se le aflojan las piernas: una mirada, un par de palabras bonitas. Esta semana mi ego ha recibido demasiados piropos como mantener la cordura, y lo peor es que no sé si es una cuestion de vanidad o una consecuencia de la rutina.

Todo empezó con aquel baile inofensivo. La verdad es que la dejé hacer, la dejé acercar su cuerpo al mío en medio de la música y todo bajo la excusa de que su gusto no es correspondido y de que un baile no significaba más que un "pequeño obsequio". Sólo empeoré las cosas. Su insistencia es mayor que antes y entre mi calentura, la ausencia de Ella ahora que está de vacaciones -de su trabajo y de mí-, y las rodillas débiles de mi ego, me ha costado un enorme trabajo resistirme. Sería tan fácil... y tan asquerosamente deshonesto.

Ya lo dije, mi alma es de piruja, no de infiel.

Bendita sea el agua fría.

martes, 21 de julio de 2009

Expectativas




Eran las 2 a.m. Me despertó una punzada en el estómago, dolorosa como un puñetazo. Mi ella de ese momento estaba con un él. Sentía dentro de mi las quemaduras de los celos. Sabía que él la estaría acariciando y besando -era una de esas lesbianas a las que les encanta coger con hombres pero no pueden enamorarse de uno- y que no había nada que yo pudiera decir o hacer, después de todo sólo éramos amantes sin compromiso.


Cegada por los celos -estúpida de mí- le llamé. Por supuesto no contestó.


Me hervía la sangre. Estaba furiosa y desolada a la vez. Tenía la esperanza de que el vernos a diario, salir a diario, coger a diario le impidieran tener deseos de coger con alguien que no fuera yo. Una cuestión de expectativas.


Fue la noche más larga y espantosa de mi vida.

viernes, 17 de julio de 2009

Tentaciones




Esta noche descubrí la fórmula de la infidelidad: un par de cuerpos, un poco de vino, un tanto de deseo y muchas ansias de sentirse deseada.


En realidad fue algo inofensivo, sólo bailamos, pero su manera de tocarme, de rozar mi pecho con el suyo, de recargar su cadera en la mía con el pretexto de la música, de aspirar mi aroma discretamente, de admirar mis ojos bajo la luz de la luna... Me sentí hermosa, apreciada.


Hubiera sido tan fácil. Ella decidió no acompañarme -porquenosomossiamesas- dejándome a merced de mis debilidades y de la tentación que las caricias en el ego significan.


Desearía desenchufarme las ganas de las querencias.

domingo, 12 de julio de 2009

AcosaDOR




Yo no sé que hago, pero de algún modo, siempre atraigo a los acosadores -sí, DORES, no DORAS, si no no me estaría quejando-. Un día como cualquiera estaba tranquilamente trabajando cuando recibí un email de un hombre desconocido saludándome y preguntándome cómo estaba. Sabiendo que no lo reconocería por su nombre, me especificó quién era -"el altote que te saluda"-. Me extrañó un poco pero le contesté que todo bien y que en qué podía ayudarle -o sea, ¿qué se te perdió por aquí?-.

Cabe mencionar que en mi trabajo soy seria y reservada. Saludo con cortesía pero es todo. No me gusta quedarme a platicar por ahí. Había notado que él era, digamos, peculiar. Trataba de sacarme plática pero de una forma medio hostigadora, medio, ¿cómo decirlo amablemente? No sé, rara.

Al poco tiempo de mi respuesta recibí otro email lleno de faltas de ortografía preguntándome por qué soy seria/cortante/poco platicadora -que alguien hable con él, es una pésima idea tratar se acercarse a alguien agrediéndole- y afirmando que le gustaría ser mi amigo y conocerme.

Por obvias y lesbianas razones no tenía, ni tengo, ni tendré las más mínimas intenciones de salir con él, pero no sabía cómo decirlo amablemente, así que demoré mi segunda respuesta. Media hora después recibí otro email en los mismos términos, con las mismas insoportables faltas de ortografía pero hablándome de usted. Tampoco lo contesté. Una rato más tarde otro más, pero ahora disculpándose por ser tan directo/atrevido e insistiendo en sus deseos de ser mi amigo y de tener mi número telefónico.

Cuatro emails en dos horas. CUATRO. Al buen entendedor pocas palabras. Me decidí a detener su insistencia mandándole amablemente por un tubo y explicándole que la amistad surge con el trato, no se busca. El colmo, se ofendió. Me mandó un último email –ahora más breve- disculpándose nuevamente y diciendo que entendía –seguro- mis razones.

Me lo topé horas más tarde y me miró con expresión herida. ¡¿Quién te pidió que te acercaras completo desconocido?! Quisiera que se me notara más lo lesbiana.


Ahora que ya no soy amable y lo evito busca cualquier momento -por absurdo que sea- para sacarme plática y hacer surgir esa mentada amistad, supongo.


Chingado. Cavé mi propia tumba.

lunes, 6 de julio de 2009

Happy Birthday to me!!!



Me gusta mi cumpleaños. Soy como un niña, es mí día. Tengo una cochina tendencia a cuidar a la gente pero ese día no. Es el día de ir a desayunar a mi lugar favorito y de comer pastel de chocolate, aunque a nadie más que a mí le guste. Es el día en que la gente especial de mi vida me llama o me mensajea para felicitarme.

Este domingo hice todas las cosas que me gusta hacer en mi cumpleaños pero el resto del fin de semana fue un reverendo caos -como todo lo que se planea-: tuvimos un problema con la tubería de la regadera por lo que pasamos el fin de semana sin agua para bañarnos, mendigando una regadera; el aire acondicionado tuvo algunas fallas, así que padecimos el calor por momentos; hubieron elecciones, y por supuesto, ley seca desde las 12 de la noche del sábado -maldito rancho retrógrada-; maravillosamente me cayó un amigo gay de visita, lo malo es que venía con una ex-compañera de trabajo ultrarreligiosa, ultrahomofóbica y ultraignorante de nuestras preferencias "especiales", por lo que como un favor a él tuvimos que escondernos en el clóset por un tiempo.

Por lo demás lo pasé muy bien. Vientinueve no es tan mal número después de todo.

viernes, 3 de julio de 2009

Lady Burton




Esta tésis está costándome mucho más de lo que nunca imaginé. Estoy apenas reuniendo información, leyendo libros, preparándome para entrevistar pacientes terminales y en cada página quiero ponerme a llorar.


En este momento leo un libro sobre -hasta es duro escribirlo- la muerte de un niño. La autora es maravillosa y muy reconocida y presenta un concepto hermoso sobre la muerte pero sigo sintiéndome abrumada de sólo imaginar el dolor de los padres.


Me pregunto por qué necesito tanto estudiar este tema. ¿Será para superar mi propio temor a la muerte? La otra noche me desperté angustiada por una pesadilla en la que veía mi propio fallecimiento. No me asustó el hecho de morir, sino el de no vivir y peor aún, el de no despedirme de las personas que están en mi corazón. Fue horrible y angustiante no poder decirles adiós.


Esta condenada tésis me está transtornando. ¿Por qué no elegí otro tema, algo así como "el problema de rotación de personal de la industria automotríz de Ciudad Rancho Grande"?


Me estoy ganando otro apodo: Lady Burton.

Hoy no sé


Hoy no sé... El corazon avisa cosas, lo malo es que no suele ser claro. Algo, hay algo; lo sé, lo siento. Odio esta cosa mitad habilidad, mitad maldición. A veces me invaden certezas que no entiendo y de las que desconozco su procedencia. Ella me llama "niña índigo" o "señorita sabelotodo" y yo detesto ser así. Quisiera no tener estas extrañas sensaciones y andar inocente por el mundo recibiendo las novedades así nomás.


Sería más fácil enterarme de que me mienten al final, como todo buen engañado, no al principio. Por otro lado, es muy difícil discutir usando una sensación como argumento, así adquirí mis apodos.


Yo creo que más que bruja soy una buena observadora que prefiere no ver y a la que su instinto le obliga a voltear.


Hoy no sé. Hoy sólo sé que hay algo, solo que no sé qué es. Tal vez lo sé antes que Ella misma.