martes, 21 de julio de 2009

Expectativas




Eran las 2 a.m. Me despertó una punzada en el estómago, dolorosa como un puñetazo. Mi ella de ese momento estaba con un él. Sentía dentro de mi las quemaduras de los celos. Sabía que él la estaría acariciando y besando -era una de esas lesbianas a las que les encanta coger con hombres pero no pueden enamorarse de uno- y que no había nada que yo pudiera decir o hacer, después de todo sólo éramos amantes sin compromiso.


Cegada por los celos -estúpida de mí- le llamé. Por supuesto no contestó.


Me hervía la sangre. Estaba furiosa y desolada a la vez. Tenía la esperanza de que el vernos a diario, salir a diario, coger a diario le impidieran tener deseos de coger con alguien que no fuera yo. Una cuestión de expectativas.


Fue la noche más larga y espantosa de mi vida.

3 comentarios:

  1. ¡Chale! sí el hubiera existiera, y fuésemos más que mujeres que se conocen por sus letras, te diría: bastaba con llamar y llegar a casa, hubiésemos abierto una botella, hablado hasta el cansancio; llorado y maldecido hasta el amanecer.
    Aunque al final eso no cambiaría nada...

    Un abrazo, todo sea por el pasado...

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  2. ...y yo hubiera agradecido infinitamente tus lágrimas y maldiciones solidarias.

    Esa es una de las cosas buenas que vienen con las rompederas de corazón: terapéuticas sesiones de mujeres bebiendo y maldiciendo.

    Bienvenidas las experiencias amiga, aunque duelan.

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  3. Ay amiga mía! Tan despistada que soy, te dejé hace un par de días un comentario respecto a este texto pero en tu post anterior..

    Te mando abrazos, besos y hartas canciones de desamor y en contra de ellas..

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