martes, 28 de julio de 2009

Antojada


Me cuesta compartirme, siempre ha sido así. No me gusta que cualquiera me toque sin que yo lo permita o desee. Es una cosa de confianza producto seguramente de algún trauma infantil olvidado, dirían los especialistas.


Si ser acariciada es difícil, ni hablar de andar juntando mis labios con otros labios. Simplemente no sé besar porque sí -por eso reencarnaré en una piruja sin ataduras corporales-. Lo malo es cuando el deseo anda por ahí, haciéndome cosquillas en la entrepierna y venciendo mis barreras físicas. Me entran las ganas de tocar, de morder, de lamer, de dejarme hacer.


Me invaden los antojos. Antojo de besar sus labios, sólo por probar, sólo por ahogar las ansias de mi cuerpo y terminar (¿empezar?) con esto de una condenada vez. No lo haré, sé bien que no, pero qué ganas, qué ganas...

2 comentarios:

  1. Amiga mia!! pues yo voto porque cedas a los encantos de las tentaciones.. si tu mujer está de vacaciones -de trabajo y de ti- pues tu haz las tuyas propias y diviértete..

    Nada más regocijante que sentir ese ligero cosquilleo entre las piernas.. no lo dejes pasar!

    Abrazos por montones!

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  2. Ay amiga, si no fuera porque pienso que la infidelidad en una mugre y porque lo haría por puro enojo, por Ella más que por mí, me aventaría. Que bueno/malo que el fin de la aventura esta cerca...

    Mil abrazos para ti también!

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