martes, 26 de mayo de 2009

Púrpura


Un nudo en el estómago. Lo descubrieron, y ahora las separarían enviándolas seguramente -que ironía- a conventos. Estarían lejos la una de la otra, a días y días de distancia en caballo. Le dolía el corazón, el alma. Era su última vez juntas. Se encontraron como siempre en el jardín parcialmente oculto por las ruinas de la vieja iglesia. Tenerla tan cerca y pronto tan lejos... apenas podía respirar.

Su aroma, la suavidad de sus manos, la dulzura de sus labios, el amor en sus ojos. Tenía que acariciala, aunque fuera por última vez. En el cielo púrpura, las estrellas lloraban su despedida. ¿Qué podía haber de malo en amarla?

Esa noche se acariciaron, como siempre, como nunca, por última vez.

3 comentarios:

  1. Amiga mía queridísima!!

    Qué gusto me da ver que tu blog ya está en funcionamiento! :) ahora podré dejar aqui la respuesta a los comentarios y viceversa.

    Me ha gustado mucho tu primer post, me imagino que es una historia personal.. espero leerte mucho mucho más!

    Bienvenida a esta locura de escribirle a un montón de gente que no tiene el gusto de conocernos.

    Te mando un abrazo y lindo, muy lindo tu ojo.

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  2. Ay amiga que estrés! Por un lado, que gusto que me visites, y por el otro, me siento totalmente "en cueros" jajaja! Es una sensación deliciosa -creo que soy exhibicionista- y terrorífica a la vez! Veremos que sale.

    Sí es una historia personal. Qué te puedo decir, habemos muchos con serios problemas de intimidad.

    Muchas gracias por el piropo!
    Un abrazo para tí también.

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  3. No, no querida! Ni estrés ni nada! eso del voyeurismo y exhibicionismo son placeres que masturban el ego propio y de los demás.. y eso es algo que hay que hacer constantemente por salud y felicidad!

    Y sí, brindemos por los nudos que se deshacen! y los que faltan jejeje!

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