miércoles, 27 de mayo de 2009

En cueros

Estoy aburrida, viendo un programa insulso en la televisión. Acabo de ducharme. Estoy perfumada y limpia y Miella duerme. Siento este agujero dentro de mí que no encuentro cómo llenar. Pienso en la hora y en que debo dormir pronto porque mañana tengo madrugar para ir al pseudo-gueto en el que trabajo y me deprime la idea no sólo de la oficina, sino de dormir. Aún no empieza mi jornada de mañana y ya quiero que acabe pero ¿para hacer qué? ¿Ir al cine? ¿Salir a cenar? ¿Regresar a casa a ver televisión? ¿Dormir y esperar a que todo empiece de nuevo? Debe haber algo más. Extraño a mis amigas jotas, extraño las pláticas con una cerveza o una copa de vino. Tengo desde hace un par de meses una botella de vino que no he abierto por no bebérmela yo sola escuchando a Chabela a Liliana o a Eugenia. Creo que extraño la intimidad y la calidez de una mujer. Extraño la excitación de sentirme deseada. ¿Será que me he aburrido de la estabilidad? ¿O será tal vez que como Miella dice nuestra relación tiene descompuesto el termostato? Tal vez sólo sea la crisis de los 30.

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