domingo, 31 de octubre de 2010

Hogar



Las cosas más comunes, las más cotidianas se vuelven invaluables cuando ya no están: un cuerpo tibio al otro lado de la cama, una sonrisa de bienvenida al llegar a casa, una mirada que lo comunica todo, la cercanía a un brazo de distancia. 

Mañana es el día que elegí para mudarme. No quiero irme. Mi cerebro sabe que es la mejor alternativa pero mi corazón está seguro de que su cuerpo es mi hogar.

"Tu cuerpo es mi hogar,
el refugio en donde habito,
en las noches frías,
desiertas de estrellas,
me estrecho y me cuelo
por el hueco de tu pecho.

Tu cuerpo es mi hogar,
el asilo que me acoge
en las noches de tormentas,
bajo el resonar de los truenos,
me acurruco dulcemente
en el surco de tus brazos.

Tu cuerpo es mi hogar,
el cobijo que anhelo.

Cuando estoy lejos de ti
sin sentir tu corazón,
las noches son eternas,
frías,
gélidas,
sin estrellas,
noches de tormentas".
Anónimo
Tengo frío por dentro.

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