jueves, 21 de octubre de 2010

Día #3 Rememorando



El viernes pasé toda la tarde con ella - no Ella, la otra ella-, bebiendo y riendo. Tan bien la estábamos pasando que decidimos seguir la parranda como si fueran las 10 de la noche y el sol no estuviera por salir. Ya en el antro pasamos toda la noche hablando - ¿qué puedo decir? se me da lo pseudo psicóloga en cualquier lugar-. Me contó su vida entera, su primer amor, su primer engaño, la aventura que fue descubrir el cuerpo de la primera mujer de su vida, todo. Pensé que nos estábamos haciendo amigas. Su juventud y su chispa me inspiraban ternura. Tres días después estaba cogiendo con Ella. Mi Ella. La que compartió mi cama por casi 4 años, la que significaba mi mundo.


No puedo entenderlo, aunque tampoco puedo juzgarlo porque hace más de 4 años yo estaba haciendo exactamente lo mismo. No puedo dejar de preguntarme qué pasaba por mi mente en aquel momento. ¿Es que en ningún momento pensé en la dueña del cuerpo que estaba acariciando? ¿O lo pensé y no me importó? ¿Cómo justifiqué ante mi misma el herir a alguien más de esa manera? ¿O es que la búsqueda de la felicidad lo perdona todo? Si hubiera sabido en aquel entonces lo que sé ahora, ¿hubiera actuado igual? Si hubiera sabido que en algún lugar otra mujer estaría quemándose por dentro de dolor, de incredulidad, de angustia, de pérdida, ¿hubiera estado dispuesta a ser la causa de aquel fuego?


Hoy sólo sé que tenía una costosa deuda y ya la pagué.

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