martes, 22 de septiembre de 2009

Sin título




Tengo ganas de hablar, de decir lo que me brote de la boca sin filtros, sin cortesías. Tengo ganas de contar mis historias y de escuchar historias nuevas. Estoy aburrida y ni siquiera sé de qué.


Tengo ganas de sentirme llena, viva, con fuegos artificiales corriendome por las venas. Tengo ganas de vivir, no de esto que hago que a veces se asemeja demasiado a vegetar. Tengo ganas de nuevas aventuras, de nuevas caras, de ciudades nuevas y excitantes. Casi no logro recordar cuándo fue la última vez que me sentí desempolvada y fresca, esperándolo todo, llena de posibilidades y de sueños.


Hoy tengo ganas de no sonreír amablemente, de no ser simpática y graciosa, de esconderme en mí misma, en mis silencios, en mi melancolía. Tengo ganas de prenderle fuego a mi estúpida manía de ser aceptada y de hacer sentir a los demás de igual modo.


Tengo ganas de ser una ermitaña que viva en una pequeña casita en lo alto de una montaña. Sola, consigo misma. Nadie más. Sólo por un tiempo. Sólo mientras encuentro eso que no sé qué es, eso que no está en las cenas con amigos, ni en el trabajo, ni en la televisión, ni en mis libros, ni en el chocolate o el vino tinto, ni en la voz de Eugenia, ni en las notas de Albinoni, ni en la sonrisa de Ella, ni en mis compras compulsivas, ni en el placer de ser lesbiana, ni siquiera en un cuerpo nuevo que acariciar.


¿Dónde lo habré dejado? ¿En qué momento lo perdí?

1 comentario:

  1. ¿y qué chingados será?

    ...un beso lleno de empatía, una sutil caricia en la mejilla en pro de la búsqueda...

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